No era el felino quien guiaba sus pasos... Eran sus bigotes, gritandole al oido las pistas para encontrar de vuelta el camino a casa.

1 comentario:

Armando dijo...

Y corrió... y no miró atrás.

Tuyo,

Armando.

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El verdadero ser despierta a quien así lo elige. El camino es complicado pero siempre divertido. Despierta!