RESPIRAR

Blanco, naranja y un azul casi celeste. Convergencia de colores oscilantes. Perdido en ellos esta el disparejo vaiven de su pecho silencioso. El miedo se apodera de mi columna y un sutil amarillo se dibuja en mi preocupación. Me pregunto si sería mejor no ver nada, no saber nada, no ser nada. En ello ahorrariamos inmesurables colores y texturas que cortan nuestra monotonia. Por un segundo hubiera querido ser mas cobarde. Comportarme como el rosa que tendría que caracterizar mi aliento. Pero uno es lo que es. Mi pecho descansa cuando su pecho traza las lineas de existencia que me atan a este plano.
Lo demás... es solo sombra.