
Recorriendo largos pasillos aislados, busco el reflejo de una sonrisa que reconforte mi alma invernal. Dunas de cubículos devorando los sueños de niños extintos. La fortaleza como arma. En silencio me coloco en fila, esperando conseguir una ficha que me asegure tener un minuto de ti. No encuentro consuelo, solo una voz hueca sentenciando con la verdad "Ya no hay fichas, por favor regrese mañana".